sábado, 30 de junio de 2012

Aprendiendo: Capítulo 7


Disclaimer:The hunger games no me pertenece.
Dedicado especialmente a Sweet Engel por hacerme inclinar la balanza.


Peeta POV.
Huí de la casa con los panecillos en la mano casi como si me persiguiera un muto. Esa noche había sido la más rara y vergonzosa de toda mi vida. Esperé a que Katniss se durmiera para bajar al salón y mirar lo que Haymitch me había dado unas horas antes. Cuando Katniss me encontró allí abajo con esa revista en la mano creí morirme, no solo por tenerla, sino también por la erección que traté de esconder, espero que con éxito.
Recordaba perfectamente nuestra conversación esa misma tarde.
"—Así que la chica te está volviendo loco—Dio un trago a su botella de licor. Estaba sentado en el sofá, bueno, se podría decir que estaba semitumbado. Su camisa estaba mal abotonada y él olía un poco rancio, como si hiciera una semana que no se duchara.
Completamente Haymitch…—suspiré tapándome la cara.
— ¿Y por qué no intentas remediarlo? Estoy seguro de que ella también quiere un poco de marcha— hizo un movimiento de vaivén con las caderas y las manos— Solo que no lo sabe—
Eso no puedes saberlo, Katniss piensa demasiado, es demasiado compleja. —
Hijo…vi ese beso en la arena, todo Panem lo vio, y créeme, parecía el comiendo de una película porno— Sonrió ampliamente levantando y bajando las cejas.
— ¿Porno? ¿Qué es eso?— Volvió a beber de su botella, pero se atragantó con mi pregunta.
— No jodas que no sabes qué es eso. ¿Tú no sabes lo que se les hace a las mujeres bajo las sábanas? —
Claro que lo sé, es lo que llevo queriendo hacerle a Katniss desde hace semanas— Dije avergonzado, para luego fulminarle con la mirada por su carcajada.
— ¿sabes cómo hacerlo chaval? —
Asentí— nos explicaron como en el colegio, y he oído algo a mis hermanos— el rió de nuevo más fuerte que antes, estaba empezando a molestarme de verdad.
Mira chaval, eso solo no te va a servir con la Chica en llamas…—Desapareció sin decir más para regresar a los pocos minutos— Toma, disfruta y hazle disfrutar—Me guiñó un ojo.
Cogí lo que me tendió y lo miré alucinando, era una especie de libro de pocas hojas con una enorme fotografía de una mujer muy atractiva en ropa interior.
— ¿qué es esto?—
Porno, revistas para adultos…como quieras llamarlo…te vendrá bien para aprender a satisfacer a una mujer—
Empecé a hiperventilar cuando comencé a ojearla. Cuerpos desnudos, sexos femeninos y masculinos completamente expuestos, caricias, apretones, lametones…y por ultimo penetraciones, en cientos de fotografías a color.
No me des las gracias, chico— sonrió abiertamente, aunque no iba a dárselas, todo aquello me parecía una mala idea, pero él estaba borracho, y no quería hacerle el feo, así que cuando me fui de su casa me llevé conmigo la revista."
Cuando llegué a casa había guardado la revista debajo de una de las mesitas de la habitación de Katniss, pero cuando ella se durmió yo no podía de dejar de pensar en todas esas imágenes, ¿y si de verdad me ayudaba? Comprobé que estaba dormida, cogí la revista y bajé a leerla al salón para no despertarla.
Pensar en esa conversación también me hizo pensar en todas las que había tenido con mis hermanos, cuando ellos creían que me gustaba una chica (que aunque estaban en lo cierto, nunca acertaron quién era la dueña de mis suspiros) Me explicaron cómo debía besarla, como debía tocar su cuerpo…desnudarla…Aunque siempre habían sido rudos, y lo comentaban de una manera demasiado escatología, además, parecía que para ellos las chicas eran trozos de carne. Y yo con Katniss quería hacerla sentir bien, acariciarla y hacerle llegar al clímax bajo mi cuerpo. Con solo imaginarme esa escena me excité levemente.
Suspiré, ¿cuánto más debería esperar? Maldita sea, necesitaba a Katniss de esa forma, necesitaba hacerla mía, tocar partes de su cuerpo que no había rozado nunca. Y más ahora después de haberla visto casi desnuda. Madre mía, mi autocontrol casi se había ido a la mierda cuando la vi allí, de pie, con solo esas virginales braguitas…cuando se dio la vuelta había podido ver una pequeña parte de uno de sus pechos y eso me había vuelto loco de deseo, y en vez de abalanzarme sobre ella como un depredador ataca a su presa, había salido de la habitación y había corrido al baño a aliviar la presión.
¿Por qué tenía que ser tan sumamente sensual? Tenía pequeños detalles que hacían volverme completamente loco. Lo peor de todo es que estaba seguro de que ella no se daba cuenta de ello. Sus ardientes besos, su voz cuando me pedía algo, como arrugaba la nariz, o como mordía su labio cuando estaba nerviosa o pensativa. Pequeñas cosas, que hacían que me excitara en solo unos segundos y tuviera que poner toda mi fuerza de voluntad para no tirarme sobre ella…La gota que colmó el vaso fue verla así, desnuda, su voz sensual…
¡Maldita sea! Yo no era así, era un chico decente, no un pervertido obseso con las hermosas curvas de Katniss… ¿Y si…la tortura de Snow me había cambiado? ¿Y si en el fondo, en los sentimientos más profundos el Capitolio me había cambiado y nunca volvería a ser el de antes? Tenía miedo de haber dejado de ser el chico que antes era…y bueno, sí que habían cambiado cosas pero, ¿mi forma de ser también? ¿Acaso mi comportamiento caballerosos con Katniss era una fachada que pronto dejaría ver a la bestia?
Tuve que convencerme a mí mismo repitiéndome cientos de veces que no era así, que yo deseaba a Katniss desde hacía mucho tiempo ya, incluso desde antes de nuestro primer beso, soñaba con ella, de niño eran sobre juegos inocentes en los que nos pasábamos horas los dos solos jugando, pero según fui creciendo los sueños lo hicieron de tono, llegando a no ser aptos para menores cuando llegué a los catorce años. Desde esa edad me imaginé tocando el cuerpo de Katniss, y ahora, era una tortura, una dulce tortura, pero una tortura al fin y al cabo.
La necesitaba, la necesitaba de una forma que ni ella se podía imaginar, tan inocente, tan pura…estaba seguro que ella en su vida, ni una sola vez había pensado en sexo, nunca, era algo que me gustaba, saber que nunca antes nadie la había tocado, ni ella había sentido la necesidad de tocar y ser tocada. Ahora solo yo la acariciaba, solo yo la tocaba, pero quería más, necesitaba más, necesitaba el cuerpo de Katniss como el comer o el beber, necesitaba comérmela con las manos, recorrer zonas de su cuerpo que ni siquiera yo había tocado…lo necesitaba, lo necesitaba YA.
Estaba completamente harto de levantarme cada mañana con una dolorosa erección, intentando ocultársela, harto de intentar ocultar la excitación cuando la acariciaba o besaba, necesitaba que eso fuera normal para nosotros, que ella pusiera remedio a mi dureza…Pero a la vez tenía miedo, ¿y si conseguía tenerla pero luego no la satisfacía? Me mordí el labio derrumbado ante la idea. Necesitaba hacerla sentir bien…que ella disfrutara de todo esto, hacerla feliz en definitiva.
No me di cuenta cuanto había andado hasta que vi aparecer frente a mí la casa de Sae, estaba tan atontado en mis pensamientos que ni si quiera me di cuenta del camino que hice. Resoplé, debía desecharlos de mi mente o lo pasaría mal…
Piqué al timbre y una niña con un dulce vestidito verde y dos trenzas perfectamente hechas me abrió y me dejo pasar al son del grito de "abuela es Peeta".


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